La industria bancaria ha vivido un importante momentum en la última década con el imperativo de la transformación digital, la actualización de la regulación existente y la entrada de nuevas entidades con reconocimiento legal.
Entre los distintos actores que conforman este sector, cada vez está cobrando más peso emprender una actitud colaboradora y de codesarrollo, en vez de marcar límites para competir unos contra otros, buscando la manera de cómo complementarse entre sí.
Como dato, un 80% de las instituciones financieras ha firmado acuerdos de colaboración con empresas fintech, especializadas en nuevas tecnologías para la banca, según datos de McKinsey.
Las fintech se caracterizan por fomentar activamente relaciones con entidades bancarias, brókeres y organizaciones no financieras, formando un área de especialización diversa, segura y que crece a pasos agigantados mientras va ganándose la confianza de consumidores y de los bancos.
La entrada de las fintech ha permitido desarrollar, entre otras iniciativas, plataformas API de microservicios con las que no solo las entidades financieras, sino también otros agentes del sector tienen acceso a servicios que les permiten centralizar, administrar y activar información para dar recomendaciones a sus usuarios de manera instantánea.
Todo ello, con el menor esfuerzo de integración posible, a un coste asequible y con la posibilidad de pivotar distintos productos dentro de una misma plataforma.
No obstante, para el desarrollo de estos microservicios, es necesaria la participación de otras empresas de tecnología financiera, a fin de conectar e integrar esta arquitectura a través de una plataforma que tenga en cuenta temas de seguridad y cumplimiento de las reglas y normativas en vigor en el mercado, por citar algunos aspectos.
Ahí se crea una nueva división en las relaciones de negocio dentro del sector financiero: el trabajo colaborativo y las alianzas entre fintech.
De hecho, S&P Global Market Intelligence indica que en 2019 se han anunciado hasta el momento tres de los ocho mayores acuerdos entre fintech de todos los tiempos.
Es un vínculo más allá de las sesiones de retroalimentación o informales, que se suceden de manera más habitual, mediante el que las empresas cooperantes pueden desbloquear juntas el siguiente nivel en el mercado financiero.
Esta consolidación de soluciones es asimismo el resultado lógico de un contacto preexistente, activo y duradero entre dichas firmas, lo que permitirá ofrecer una gama más amplia de productos financieros digitales y ampliar el alcance y la calidad de sus servicios.
A la hora de establecer estas alianzas entre fintech, las empresas suelen poner el foco en empresas que cuentan con una amplia base de clientes y soluciones financieras innovadoras, o bien que pretendan ofrecer este tipo de servicios a corto o medio plazo.
Cada una de las empresas participantes en ese proyecto en común aportará un significativo valor añadido a los productos financieros, construyendo al mismo tiempo una interacción más sólida con los usuarios finales de banca.
De esa colaboración, es posible que surjan nuevos escenarios que lleven incluso a la fusión de fintech, entre iguales, como es el caso de Figo y FinReach.
Ambas empresas pueden estar ya posicionadas y consideradas como fiables dentro de sus áreas de negocios, por lo que conjuntamente ofrecerán mejores soluciones financieras para el entorno digital a clientes corporativos actuales y otros potenciales.
Se trata, por tanto, de unir fortalezas y ganar ventajas competitivas al establecer alianzas entre fintech en todo el ecosistema.
A partir de ahí, entre todos, se podrá afianzar el camino hacia distintas metas como, por ejemplo, la construcción colaborativa de plataformas paneuropeas o hiperespecializadas dentro del sector, a través de las cuales seguir liberando todo el potencial financiero de los usuarios.
Adriana Gaitán, Country Manager de FinReach para España
Alianzas entre fintech para una oferta digital financiera más amplia